La Muela del Diablo
por Zugvogelblog
Viví dos años en La Paz, capital de Bolivia, y allí logré algunos de mis pequeños récords de senderista aficionado. Solía caminar siempre entre los 3700 metros que marcaba el altímetro de mi casa y las colinas de la península de Copacabana, de alturas accesibles, que oscilaban entre los 3812 metros de la superficie del agua del lago Titicaca, engañosamente marino, y los 4000 o 4100 metros de sus redondas cimas.
Durante aquellos años alquilé una casa en la parte media alta de la ciudad, en la Avenida 6 de agosto, muy cerca del lugar donde iniciaba su descenso a los barrios del sur la Avenida Kantutani.
Abajo, en el valle, dejando atrás el barrio residencial de Calacoto y el fantasmagórico Valle de la Luna, siempre sobrevolado por grandes cóndores, se yergue la Muela del Diablo, una peña cuyo nombre hace honor a su forma, y que ascendí hasta la punta más alta en varias ocasiones. Ya estaba aclimatado a la altura y no me fue difícil hacer un esfuerzo suplementario.
Meses después, en 1990, compré este lienzo directamente a su autor, el pintor boliviano Ugalde, durante una fiesta. Aún recuerdo aquel jolgorio, durante el cual corrieron muchos cócteles de tumbo, hechos con zumo de esta fruta deliciosa -de sabor y textura muy similar al níspero- y pisco o potente singani boliviano (licor de arroz). Los efectos fueron, en todo caso, artísticos, y la transacción casi un regalo.
Así son los desniveles de dicha zona, muchos, con su botella de oxígeno en mano, otros, utilizándola cuando llegaban a su hotel.
Muy apropiada la ascensión que comentas a la Muela del Diablo.
Tengo previsto ir a mediados de Mayo a La Paz-Oruro-Uyuni por primera vez. Vamos a ver la altura, pues apenas tengo tiempo de aclimataciones. Si tienes sugerencias o consejos, házmelos saber.