Zooming in on Amour (I)
por Zugvogelblog
Michael Haneke – Amour
Abrumado por la película Amour, he intentado estos días ir más allá de las primeras impresiones. Cuando salí del cine solo pensaba en esa pareja longeva, confinada por la edad en el sobrio apartamento parisino dónde acumula y comparte su memoria hasta que, inevitablemente, la morada se convierte en efímero mausoleo. Resuena aún el contraste entre el interior y el exterior (la casa y la ciudad, la soledad y la compañía, el cuerpo y la memoria, la música y el silencio), y el eco de la vida en pareja, presentada en la película como una forma de viaje a lo desconocido y, por tanto, como una forma de conocimiento de la psique individual.
Amor, pareja y muerte son temas predilectos de la cinematografía. No es raro verlos en la pantalla, juntos o por separado. Sin embargo, en Amour conviven en un espacio interior no solo muy reducido –el apartamento familiar- sino, también, en un período de tiempo muy concreto: el declive físico y mental que precede a la muerte. Acostumbrados a considerar la edad y el paso del tiempo como algo que aumenta, Amour nos recuerda que el espacio disminuye hasta reducirse, en el mejor de los casos, al lecho de muerte. Al zoom de la cámara, Haneke añade el de la pareja, tomada aquí como un proceso de zooming in natural que penetra en el amor de los protagonistas.
Amour genera suspense ante algo genuinamente sabido: que vamos a morir; y, a la vez, genuinamente desconocido: que no sabemos cómo, cuándo ni por qué causa concreta. Es un suspense al alcance de cualquiera pero hecho a medida de cada uno: se admiten apuestas, y las proyecciones íntimas de los espectadores se disparan invisibles sobre la pantalla, en un silencio que –pese al formidable silencio de Amour– puede cortarse con un cuchillo. Por si fuera poco, como si estuviera previsto en el desarrollo de la sesión, la mayor parte de los espectadores –como era mi caso- acudía acompañado por su pareja.
Who is zooming who?, canta Aretha Franklin a un chico que cree haberla cazado con la mirada. Y añade al final de la canción: fish in the sea within me, lo que equivale a decir: busca en mí dónde ni siquiera yo sé. Es muy excitante conocerse y amarse pero –tal y como Franklin anuncia y Haneke confirma- lanzarse al mar del otro es equivalente a des-conocerse: el amor profundo está a solo un paso del crimen perfecto.
Muy poético el texto.
Me gustaría tener una interpretación del papel de la hija,y su imagen sentada en la silla del padre al final de la película. Me parece que la película trata del aislamiento en que vive la pareja y que a los personajes de la película la situación los ha cogido de improviso y no tienen el hábito de compartir con amigos o familia. Para mi, ese es el tema de la película.
Cuando entré a ver la película no sabía a qué iba… Desde qué salí y hasta unos días después estuve en estado de shock…..
ahora tengo otra buena razón para ver la película.